El amor es una enfermedad de las más jodidas y contagiosas. A los enfermos, cualquiera nos reconoce. Hondas ojeras delatan que jamás dormimos, despabilados noche tras noche por los abrazos, o por la ausencia de los abrazos (...) y sentimos una irresistible necesidad de decir estupideces.

El amor se puede provocar, dejando caer un puñadito de polvo de quereme (...) en el café en la sopa o el trago. Se puede provocar, pero no se puede impedir. No lo impide el agua bendita (...) tampoco el diente de ajo sirve para nada. (...) No hay decreto de gobierno que pueda con el, ni pócima capaz de evitarlo, aunque las vivanderas pregonen, en los mercados, infalibles brebajes con garantía y todo.

Eduardo Galeano

La naturaleza biológica del amor

Hay quienes podrían pensar que las reacciones físicas que se registran en el organismo como consecuencia del 'enamoramiento', obedecen a un orden espritual y estudiarlos desde un punto de vista biológico, nos llevaría a perder la 'magia' del amor. Por el contrario, creo que la espiritualidad es parte de un fenómeno biológico dentro del cual, la conciencia de nosotros mismos es, en sí misma, el sentido más venerable de la espritualidad.

Así, reflexionando sobre nuestra propia naturaleza, podemos decir que la esencia biológica del amor podría hallarse en una red de eventos físicos, químicos, psíquicos, afectivos y comunicacionales que interactúan influyendo sobre nosotros y nuestro modo de relacionarnos con el otro deseado.

A menudo se utiliza la expresión 'la química del amor' para referir a una complea variedad de reacciones emocionales en donde pueden identificarse lo 'eléctrico' (a través de descargas neuronales) y lo químico (por las hormonas que intervienen en el proceso). Los signos visibles del enamoramiento responden sin duda, a estos fenómenos biológicos. Y por ello mismo, son en esencia sorprendentes y asombrosos, dignos de nuestro máximo respeto.

Por cierto, cuando nos enamoramos creemos que hemos inventado el amor y que nadie podría amar como nosotros. El amor nos hace sentir dichosos, únicos y especiales.

¿Por qué elegimos una pareja y no otra?

La elección de una pareja es un proceso muy complejo. De acuerdo a un estudio del comportamiento humano de la Universidad de California, se cree que éste proceso operaría en parte, fuera de nuestra conciencia obedeciendo a en parte a la 'secreta' química del amor.

Desde el punto de vista conciente, ciertos rasgos físicos parecen interpretarse como sinónimos de juventud y fertilidad, lo cual en consecuencia, los define como atractivos. Así, entre las mujeres se destaca una ajustada relación entre la cintura y la cadera, los labios gruesos y la suavidad de las facciones. En el caso de los hombres, la amplitud de la espalda, así como la tonicidad muscular y los rasgos faciales, parecen ser indicadores de potencia sexual y un patrimonio genético de buena calidad. Y en la misma línea, aparecen también rasgos con un mayor componente socio-cultural como la inteligencia o la capacidad para ser exitosos en la vida.

Pero existen también elementos menos evidentes. Algunos estudios al respecto parecen demostrar que en la elección de pareja incide el complejo principal de histocompatibilidad (ésto es, un conjunto de genes que controlan aspectos de la respuesta inmune, produciendo antígenos histocompatibles y que están presentes en todas las células del cuerpo como marcadores para identificarlas como propias ) y términos biológicos, ésto tendría un papel crucial en nuestra capacidad para combatir las enfermedades.

Cada persona posee un complejo de histocompatibilidad diferente que podría ser detectado inconcientemente a la hora de elegir pareja. Los resultados de las investigaciones realizadas al respecto parecen sugerir que las parejas que se encuentra atractivas entre sí, poseen complejos de histocompatibilidad demasiado diferentes como para que éstos sean considerados casuales.

La inestabilidad femenina, ¿mito o realidad?

El ciclo femenino es, sin dudas, causante de las fluctuaciones del temperamento femenino pero podría también ser detectado inconcientemente por el sexo masculino afectando el vínculo y las relaciones. Por ejemplo, algunas experiencias han observado que los hombres encuentran los aromas femeninos más atractivos cuando éstas están próximas a la fase ovultaria, razón por la cual se comportarían más afectivamente hacia ellas durante ése momento.

Del mismo modo las mujeres parecen preferir rasgos más masculinos durante la ovulación y otras características menos sexuales y más relacionadas con la contención y protección durante el resto del ciclo.

Cómo reacciona nuestro cuerpo

Al encontrarnos con una persona deseada, nuestro organsmo recibe una señal que no tarda en manifestarse. El hipotálamo, a través del sistema nervioso, emite mensajes que captados por las glándulas suprarrenales, segregarán un mayor cantidad de adrenalina y noradrenalina (neurotransmisores que comunican entre sí a las células nerviosas).

Consecuentemente, el corazón comenzará a latir con una mayor velocidad, unas 130 pulsaciones por minuto, aumenta la presión arterial máxima (sistólica), se liberan grasas y azúcares que aumenta la capacidad muscular y se produce una cantidad de mayor de glóbulos rojos con el objeto de mejorar el transporte de oxígeno a través del torrente sanguíneo.

Sobredosis de feniletilamina

La feniletilamina es un compuesto orgánico de la familia de las anfetaminas. Esta sustancia aparece en el cerebro en tanto responde a secreción de:

1.Dopamina: es un neurotransmisor que genera los mecanismos de refuerzo del cerebro, ésto es la capacidad de desear algo y de repetir luego el comportamiento que proporciona placer.

2.Norepinefrina: Neurotransmisor de la familia de la dopamina cuya ausecia parece generar una disminución del impulso y la motivación, y se puede relacionar con la depresión.

3.Oxitocina: Esta hormona, además de estimular las contracciones uterinas para el parto y hacer brotar la leche, parece ser además mensajera químico del deseo sexual.

En efecto, el idilio romántico coincide con stos factores químicos que dan lugar a las sensación tan especial de 'estar enamorado'. Esta es la razón por la cual, los enamorados pueden permanecer largas horas conversando, haciendo el amor o simplemente 'estando juntos' sin sentir cansancio uno del otro. Y en esta misma línea, se ha observado que las personas que vivieron una desilusión amorosa, buscarían compensar la disminución de feniletilamina a través del consumo de chocolate (golosina especialmente rica en ésta sustancia).

¿Qué cambia en la pareja después de haber tenido sexo?

Luego de tener sexo, el cerebro libera oxitocina, lo que brinda un sentimiento de confianza, ternura y afecto que sienta las bases para la creación de lazos sociales que facilitan la búsqueda de un hijo.

Al respecto, cabe una reflexión, el sexo casual o por capricho podría estar llevándonos a involucrarnos con una persona que no es la adecuada para nosotros.

La delicada frontera entre el sexo y el amor

El deseo sexual tiene, con toda seguridad una explicación en las necesidades reporductivas, pero el sentimento de amor, se extiende sobre un sentido mucho más complejo y más alla de la atracción intensa que existe entre dos enamorados, reducirlo todo al plano de lo sexual no parece realmente acertado.

Cuando alguien cree que ha encontrado al 'amor de su vida', está eligiendo a una persona entre miles de millones. ¿Cuál es la ventaja evolutiva de experimentar este sentimiento tan intenso y tan típicamente humano? Una hipótesis al respecto sería que estos sentimientos actuar como inhibidores de la búsqueda de otros compañeros (aunque esto sea temporalmente), lo cual crearía un espacio propicio para la vida en pareja y la crianza de los hijos.

La calma tras la tormenta

Generalmente, la fase de la atracción no dura eternamente, se estima un promedio de dos o tres años para esta fase. En términos generales, cuando la pareja se establece, se produce un acostumbramiento a la compañía del otro, cediendo la pasión espacio para otras manifestaciones tales como la ternura, el compañerismo, el afecto y la tolerancia. Se trata en efecto, de un amor más calmo.

En esta segunda fase, son protagonistas las endorfinas, compuestos químicos de estructura similar a la morfina y los opiaceos que generan una sensación de seguridad y apego hacia la persona amada. Por eso sufrimos cuando perdemos o nos distanciamos de un ser querido, porque extrañamos esa dósis nacotizante que supone su cercanía.

por Galadriel Noldor