¿Cómo superar un error? Aprendiendo de él. Nadie es perfecto, la equivocación es parte de la vida humana. Por mucha confianza que tengamos en nosotros mismos, siempre existe la posibilidad de equivocarse.
Lo que sucede es que como la sociedad suele juzgarnos generalmente más por la medida del éxito final que por el proceso, por eso, para muchas personas centradas en la mirada del otro, el fracaso resulta una excusa para maltratarse o deprimirse. Y con la culpa o la depresión, se incrementa el temor al futuro y la paralización.
Pero cuando se tiene fe en uno mismo, se puede ver la vida en perspectiva: una batalla no es la guerra. Un fracaso puede ser un ensayo, una oportunidad para aprender. Volver a intentarlo después de revisar la experiencia, no es la consecuencia de una fe ciega o insensata, sino parte de un proceso que demanda un aprendizaje.
Pero más allá de aprender de los errores, incluso cuando algo sale mal, no ya a causa de una equivocación sino por un imprevisto desafortunado, quien tuviere elevada la autoestima, sabrá dar al incidente su dimensión adecuada y volverá a intentarlo sin darse por vencido ni caer en picada en dirección al fracaso total.
La equivocación no tiene por qué leerse en términos de humillación. Existen muchos factores imponderables que escapan a nuestras decisiones y que no podemos controlar. Aceptar esta realidad nos dará una mayor serenidad para aceptar las circunstancias a veces desfavorables y continuar adelante sin derrumbarse. En cualquier caso, preguntarnos qué nos ha sucedido, por qué y con qué frecuencia, nos ayudará a comprender las equivocaciones y a construir un nuevo camino.